*~Personajes Principales: Keep Away The Dark ~*

sábado, 21 de agosto de 2010

~Capitulo I~

I: Ángel y Demonio

La mejor forma de tratar con la realeza es nunca míralos a los ojos, mantener la cabeza gacha y nunca, repito nunca intentar ser su amiga.

Se debe hacer una reverencia al entrar, al salir y cuando ordene algo.

Se debe entregar la comida por el lado izquierdo y remover el plato por el lado derecho.

¡Oh, dios… que royo de clase!

Mire a la Miss. Stella Pherthersy. Sus clases siempre eran de “cómo tratar a la realeza”, habíamos entrado ya en ese tema. Mientras ella recitaba muchísimas más frases sobre cómo ser una señorita, yo me recogí y el pelo y con un mechón hice un nudo para una cola. Cogí el bolígrafo y miré a las demás aprendices de sirvientas, todas ellas apuntando y mirando a la Miss Stella como si fuera una dama de la realeza. La admiraban porque era la sirvienta personal del Rey Hermphenteus. Rey del Infierno. Aha, estamos aquí, el paraíso rojo donde todo es rojo bla bla bla. Nunca os creáis lo que dice la biblia, el infierno no es tan rojo, ni tan feo, ni tan caluroso. El Infierno es un mundo, diferente a la Tierra, donde van los humanos que se han resignado a morir e ir al cielo –otro mundo- o gente que ha encontrado el portal sin querer. El infierno es bonito, con grandes océanos, bonitas playas, montañas flotantes y no flotantes y bosques frondosos. ¿El más interesante de todo? El palacio real. Donde vive el rey con su hijo, Noctis. Noctis, el hombre más deseado, con más edad de lo que os podáis llegar a imaginar, es el soltero de oro. Noct, es un hombre de aspecto imbatible. Atractivo hasta los límites, frio e inteligente. ¿Y lo bueno? Yo soy su sirvienta. En la academia me tenían como prodigio y me entregaron a él. Para que entendáis la historia (mi historia) primero os tengo que contar algo básico. El Infierno está en guerra con el Cielo. Esto todo el mundo lo tiene claro, el infierno no está ocupado por demonios, de demonios solo hay dos, el Rey y el Príncipe. Los otros somos Daimons, vampiros, hombres lobo, hadas… todos los seres mitológicos que os podáis imaginar están ahí. El campo de batalla es siempre en la laguna negra, aquí, en el Infierno. Es un gran desierto que está al final del continente de Ilíada. Allí, cada ciento cincuenta años se batallan las más grandes fuerzas de los dos reinos, y “Laguna” es referido a lo que fue hace mas de diez mil años, una laguna negra. ¿Yo? Yo soy una Nefilim. Semi-ángel, como podríais también nombrarme. Mi padre, un ángel de alto rango del cielo me tubo, con una mortal. El Cielo me envió aquí y hace doscientos años que estudio para sirvienta. Me llamo Evangeline Himmel aunque me llaman Evan.

El timbre sonó sacándome de mis pensamientos y volviéndome a la realidad. Mierda. Tenía que irme antes de que llegara ÉL. Recogí los libros lo más rápido que pude y lo metí todo dentro de la bolsa de ropa negra echa por mí, la cerré, me la colgó del brazo y salí pitando. Pero allí estaba toda la multitud gritando y emocionada, cubriendo la salida alarmados por alguien, y yo ya sabía quién. Me abalancé, enfadada hasta el grupo. Me abrí camino con los brazos, entre la multitud y lo vi.

Ahí estaba el. Con todo su esplendor oscuro, con todo su poder. Con toda su arrogancia… con toda su hermosura peligrosa.

Noctis Darhanpeus El Príncipe de las Tinieblas en persona estaba ahí, vestido con una chaqueta negra, de capucha amplia, la cual llevaba puesta y unos pantalones blancos, tejanos, importados de la Tierra. Ahora la moda Terrestre estaba aquí, con más éxito que nada, todo el mundo vestía como allá. Unos pantalones blancos de esos apretados tejanos, creo llamarlos pitillo y esa chaqueta. Con toda su altura, una vez que paré en primera fila de observadores alzó la mirada hacia mí. Esos ojos helados se quedaron clavados en mí, sin moverse. Observándome. Mi corazón latía tan rápido que me era imposible pensar con claridad.

Evangeline…

Sus ojos me atraían a él, se incorporó y caminó hacia donde estaba yo. Me tendió una mano, esa pálida mano con esas uñas largas… afiladas… ah, la mano más sexy en la vida xd.

¿Qué haces? Le pregunté alarmada, mentalmente.

Salvarte…

Le tendí la mano y el la tomó, en antes de un parpadeo se había tele portado a los túneles que llevaban al palacio.

Con un suspiro se acercó a mí, temblando.

¿Qué te ocurre? Estás todo raro… más raro de lo normal.

El suspiró y me abrazó.

- Quería verte…

Lo miré, levantado una ceja.

- Y porque quiere verme, ¿Su Eminencia? –Pregunté, en tono burlón.

Por cierto, entre él y yo no hay nada. Simplemente relación entre amo y sirvienta, aunque para él, eso no le basta. Mentiría si dijera que no le gusto, el está enamorado de mi desde que me vio, según dice. Así quee... yo tengo que ser la única sensata, y alejarlo de vez en cuando. Aunque…

El corazón no miente y ahora mismo me iba a mil y sabia, por mala fortuna, que si yo lo podía sentir, el lo oía desde bastante lejanía.

Je je, por mi mala fortuna, yo sentía algo por el también.

Lo miré, el me miró y… el tiempo pareció detenerse. Sus ojos cambiaron de azul gélido azul marino y revolvieron la parte la cual estaba enamorada de él. Se acercó a mí, derritiéndome y me abrazó.

- ¿Por qué sigues resistiéndote? –Preguntó, con una voz llena de dolor.

Solté una risita nerviosa.

- Je je –Intenté apartarme de él pero al darse cuenta, me encrestó contra la pared del túnel –literalmente- y hundió su cabeza en mi cuello, me salió un gruñido alarmado, al sentir el contacto de su nariz sobre mi cuello y lo empujé lejos, aunque me encontré con un muro de puro musculo, plano, duro que ni se movió un centímetro. Solté un gemido cansado- Yo tengo que ser la más responsable, Señor.

El gruñó contra mi cuello y me apretó más contra su cuerpo.

- No hay diferencias entre tú y yo, Evangeline –Murmuró, su tono quería hacerme llorar de la angustia y dolor que expresaban- No trates de alejarme de ti…

Esas palabras sonaron a música celestial en mis oídos y ya no te digo lo que sonaron en mi corazón. Volví a envestir contra él, para soltarme del calabozo que hacían sus brazos contra la pared.

- Mientes –Repliqué.

Gruñó de nuevo y acercó las manos, que estaban en la pared hacia mi nuca, abrazándome.

- No miento, Evangeline.

Solté una risita nerviosa e intenté escaparme de él, aunque sin logro alguno. La verdad, os estaréis preguntando cuando empezó todo esto… y el porqué no termino con él y punto y final. La respuesta está enumerada:

1- El es la realeza, un príncipe heredero del trono, para ser exacto.

2- Soy una sirvienta, en la pirámide alimenticia los de arriba se comen a los de abajo y yo más abajo no estoy, incluso una mosca demoniaca tiene más nivel que yo.

3- Soy mitad ángel y eso es aun más bajo, en la sociedad demoniaco.

4- El es un demonio, el más poderoso ser del infierno. ¿Cómo diablos alguien como él puede acabar con alguien como yo?

- Es obvio que mientes, su Alteza –Murmuré, haciendo fuerza contra él, para escaparme.

El suspiró, la cual hizo que me estremeciera al estar en contacto con su aliento. Frio, como su tacto. Debo apuntar, que los demonios no les late el corazón y por lo tanto, están tácticamente muertos. No tienen temperatura corporal, ni necesidades humanas. Aunque pueden hacerse latir el corazón a voluntad, la cual comporta lo que he contado antes.

- Evangeline –Suspiró y alejo su cara de mi cuello, poniéndola justo delante de mí, mirándome con ojos azul turquesa –No miento.

En esa mirada había tanta necesidad que me estremeció. Me arrodillé para pasar por debajo sus brazos e empecé a caminar túnel arriba, con los ojos humedecidos.

Debéis estar pensado, porque soy tan horriblemente tonta, por negar mis sentimientos a tal persona, que, si es mutuo porque no me lanzo a sus brazos y me hundo en todo su ser. La respuesta es simple, no hay lugar para mí en esos brazos gentiles ni en esa seductora voz. Un escalofrió recorrió mi columna de arriba abajo. Me abrace a mí misma, con los brazos mientras ahogaba mi llanto. No quería girarme y verle a él, no quería que supiera que estaba llorando.

Me puse a correr, túnel arriba por esas paredes de roca virgen, de granito negro con estacas ardientes. Las luces se hacían borrosas mientras bailaban su ardiente y mortífero baile. No miraba atrás, no quería verle cuando me topé con un muro blando, la cual hizo que perdiera el equilibrio y que empezara a caer hacia el suelo. La cual me cogió por la muñeca y me acercó hacia el muro. Con los ojos llenos de lágrimas solo pude sentir el sedoso roce del pelo negro de Noctis. Me abrazó, llevándome entre sus brazos y levantándome del suelo. Le di pequeños puñetazos con los puños cerrados en su espalda para que me bajara, pero no lo hizo.

- ¿Por qué haces esto tan difícil, Evan? –Murmuró, mientras empezaba a caminar túnel arriba, dirección al palacio real.

- Porque… soy la responsable aquí, tontorrón –Murmuré mientras caía rendida por el sueño y el cansancio.

8 comentarios:

  1. Ui.. Lo sieento! El verdadero nombre del Chico es El de la entrada de protagonitas!
    Que tenia muchos nombres pensados y los fui apuntando uno a uno hahhaa
    Lo sientoo de veras

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  2. ¡Hola chica! grx x pasar x mi blog.la tuya es genial.Me encanta! ¿quieres afiliar, te sigo y me sigues? Como sabes la mia es en ingles pero ay traductores en el pagina. si te animas avisame aqui
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  5. hola gracias x pasarte por mi blog y tu historia esta genial que te parece si nos enlazamos?? espero tu respuesta.

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  7. wowowowowowow!Mi dioss...arrg!Evan es sabia al huir de el...¿No sera que el es del tipo: Te quiero, te tengo, te dejo?

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  8. Hola!!! Me ha encantado el primer capitulo!! Está genial y me encantan los nombres. Claro que te afilio. Besos y gracias por pasarte por mi blog de Damon, aunque ahora lo tengo un poco parado.
    Suerte con tu blog!

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